lunes, 12 de mayo de 2014

La responsabilidad en el arte


Come può esser ch’io non sia più mio?
O Dio, o Dio, o Dio.
Michelangelo Buonarroti

¿Qué responsabilidad tiene el artista sobre su obra? ¿Hasta qué punto es, por ejemplo, el poeta responsable de sus versos? Mis amigos, sobre todos mis amigos artistas, suelen contestar que la responsabilidad es total, pero cuando les pregunto si Kubrick es responsable por los actos de violencia que se produjeron en Inglaterra luego de la proyección de La naranja mecánica, tienden a contestar “Eso es otra cosa”.

El problema radica en que no es otra cosa. Si una obra está destinada a ser interpretada, una mala interpretación también es una interpretación.

A veces los artistas quieren explicar su obra, sobre todo cuando la explicación de otro no es de su agrado. Siempre que presencio una situación como esa recuerdo con cariño a Poncio Pilatos, él pudo haber sido un personaje anodino, pero su máxima “lo escrito, escrito está” debería grabarse en cada pluma del mundo, puesto que la humanidad tiende a olvidar lo evidente.

*

Una anécdota antes de seguir: un amigo mío interrogó una vez a la ex esposa de un famoso cantante, mientras escuchaban la última maravillosa grabación del músico, ¿Por qué se había separado de un hombre con una voz así? Ella contestó: “William, no canta todo el tiempo”.

Y el resto del tiempo era ciertamente un simplón como cualquiera. Y esto puede aseverarse de casi todo artista. ¿Cuántas veces en las biografías se dice “era incomprensible que de una persona así salieran tan magníficas cosas”? Tal vez debamos recordar que, si esos hombres no fueran como nosotros, no podríamos conmovernos de sus obras, puesto que no sabríamos de qué hablan.

*

Ahora pensemos en gente normal. Un ciudadano anónimo dice “esa mujer es un demonio” refiriéndose a cierta dama. Su interlocutor comprende que ella representa el mal del mundo y la asesina. No creo que nadie levante una palabra contra nuestro ciudadano anónimo, todos coincidirán con que su interlocutor “tenía problemas”. Ahora bien, si es un lector de Poe el que comete un asesinato, los huesos de Poe no tardarían en ser mentados.

Aquí es donde replanteo mi pregunta: ¿Por qué una artista debe ser más responsable que cualquier otra persona por lo que dice? Contestarán que un artista llega a mucha más gente, pero no veo una comisión tomando pruebas de ética y moral a los conductores de TV. Estoy seguro de que si camino diez cuadras voy a conseguir más transeúntes que me nombre a diez conductores de TV que gente que pueda citarme diez premios Nobel de literatura (aunque el valor artístico de algunos galardonados esté francamente en duda).

*

Quizá sea necesario saber dónde está el arte. La teoría más adecuada es una que dio la antropología: existe el arte por destino y el arte por recepción. El arte por destino es el que realiza el artista con ese fin, desde los frescos de Da Vinci hasta el mingitorio de Duchamp. El arte por recepción es aquel que no fue creado con esa intención, pero el público (que puede ser una sola persona) considera artístico, como la Biblia vista por un ateo. Esto puede resumirse en que el arte es arte si alguien cree que es así. Y el que lo cree siempre es un espectador.

En el caso del pintor, el músico o el escultor, podríamos creer que su obra existe sin necesidad de espectadores, pero olvidamos que ellos mismo cumplen ese papel. Si pensamos en la danza, un bailarín puede realizar su acto sin testigos, pero él no sabrá qué hizo. Puede imaginarlo, pero no verlo. Necesita del espectador para que su obra exista. En el arte podemos decir que si el árbol cae y nadie lo oye, no ha producido ruido. El problema de la responsabilidad, entonces, se trasfiere al espectador. Puesto que sólo por él existe el arte, es él quien decide. El artista es sólo un observador más.