Come
può esser ch’io non sia più mio?
O
Dio, o Dio, o Dio.
Michelangelo
Buonarroti
¿Qué responsabilidad tiene el artista
sobre su obra? ¿Hasta qué punto es, por ejemplo, el poeta
responsable de sus versos? Mis amigos, sobre todos mis amigos
artistas, suelen contestar que la responsabilidad es total, pero
cuando les pregunto si Kubrick es responsable por los actos de
violencia que se produjeron en Inglaterra luego de la proyección de
La naranja mecánica, tienden a contestar “Eso es otra cosa”.
El problema radica en que no es otra
cosa. Si una obra está destinada a ser interpretada, una mala
interpretación también es una interpretación.
A veces los artistas quieren explicar
su obra, sobre todo cuando la explicación de otro no es de su
agrado. Siempre que presencio una situación como esa recuerdo con
cariño a Poncio Pilatos, él pudo haber sido un personaje anodino,
pero su máxima “lo escrito, escrito está” debería grabarse en
cada pluma del mundo, puesto que la humanidad tiende a olvidar lo
evidente.
*
Una anécdota antes de seguir: un amigo
mío interrogó una vez a la ex esposa de un famoso cantante,
mientras escuchaban la última maravillosa grabación del músico,
¿Por qué se había separado de un hombre con una voz así? Ella
contestó: “William, no canta todo el tiempo”.
Y el resto del tiempo era ciertamente
un simplón como cualquiera. Y esto puede aseverarse de casi todo
artista. ¿Cuántas veces en las biografías se dice “era
incomprensible que de una persona así salieran tan magníficas
cosas”? Tal vez debamos recordar que, si esos hombres no fueran
como nosotros, no podríamos conmovernos de sus obras, puesto que no
sabríamos de qué hablan.
*
Ahora pensemos en gente normal. Un
ciudadano anónimo dice “esa mujer es un demonio” refiriéndose a
cierta dama. Su interlocutor comprende que ella representa el mal del
mundo y la asesina. No creo que nadie levante una palabra contra
nuestro ciudadano anónimo, todos coincidirán con que su
interlocutor “tenía problemas”. Ahora bien, si es un lector de
Poe el que comete un asesinato, los huesos de Poe no tardarían en
ser mentados.
Aquí es donde replanteo mi pregunta:
¿Por qué una artista debe ser más responsable que cualquier otra
persona por lo que dice? Contestarán que un artista llega a mucha
más gente, pero no veo una comisión tomando pruebas de ética y
moral a los conductores de TV. Estoy seguro de que si camino diez
cuadras voy a conseguir más transeúntes que me nombre a diez
conductores de TV que gente que pueda citarme diez premios Nobel de
literatura (aunque el valor artístico de algunos galardonados esté
francamente en duda).
*
Quizá sea necesario saber dónde está
el arte. La teoría más adecuada es una que dio la antropología:
existe el arte por destino y el arte por recepción. El arte por
destino es el que realiza el artista con ese fin, desde los frescos
de Da Vinci hasta el mingitorio de Duchamp. El arte por recepción es
aquel que no fue creado con esa intención, pero el público (que
puede ser una sola persona) considera artístico, como la Biblia
vista por un ateo. Esto puede resumirse en que el arte es arte si
alguien cree que es así. Y el que lo cree siempre es un espectador.
En el caso del pintor, el músico o el
escultor, podríamos creer que su obra existe sin necesidad de
espectadores, pero olvidamos que ellos mismo cumplen ese papel. Si
pensamos en la danza, un bailarín puede realizar su acto sin
testigos, pero él no sabrá qué hizo. Puede imaginarlo, pero no
verlo. Necesita del espectador para que su obra exista. En el arte
podemos decir que si el árbol cae y nadie lo oye, no ha producido
ruido. El problema de la responsabilidad, entonces, se trasfiere al
espectador. Puesto que sólo por él existe el arte, es él quien
decide. El artista es sólo un observador más.